Sr. Director: Los piratas que persigue la SGAE no se encuentran "ni en desiertos remotos ni en montañas lejanas", como diría Aznar, sino en su propio seno. El juez de la Audiencia Nacional, José de la Mata, propone juzgar al cantante Ramoncín y a otros tres exdirectivos de la SGAE por cargar facturas falsas a la entidad. El rey del pollo frito parece ser que también moja en salsa. Nunca imaginé que Ramoncín, el azote de la piratería, el que obliga a peluquerías y a gimnasios a tener que pagar por poner el hilo musical, iba a ser un trilero más. Él, que siempre va por las tertulias televisivas dando lecciones de ética y moralidad. Que pontifica de lo humano y lo divino con la autoridad propia de uno de los siete sabios de Grecia. Es tan solo un avispado más, de los que proliferan como setas hoy en día, que nos ha querido engañar. Lo que le vaya a ocurrir es de justicia poética. Jon García