Sr. Director:Es un hecho que el comunismo ha minado las bases tradicionales de la sociedad china.Pretender, como ha hecho Pekín, obligar por ley a los hijos a hacerse cargo de sus padres ancianos, o tratar de inculcar a la población una nueva forma de confucianismo parece una broma a estas alturas.Es verdad que la abolición de la política del hijo único es un avance más consistente, aunque conviene matizar que el control de la natalidad en China no desaparece: solo pasa de uno a dos hijos, pero dentro de la misma lógica perversa de un Estado que determina todos los aspectos de la vida de la persona.Enric Barrull Casals