Sr. Director:
La gran figura misionera de San Junípero Serra se ha vuelto a ver ensangrentada estos días por acciones vandálicas e iconoclastas de turbas incontroladas y violentas, derribando sus imágenes, que las han profanado hasta límites satánicos. Querer ver en este singular misionero franciscano un vulgar maltratador y explotador de indígenas, es una de las falsedades más reaccionarias de la leyenda negra antiespañol, hábilmente explotada por los movimientos ultras del ala más radical del partido demócrata norteamericano que ya en su día intentó retirar la imagen del capitolio de San Junípero Serra, para colocar en su lugar la de Sally Ride, una fallecida astronauta gay. Estos son días aciagos para la historia reciente de los EE.UU, con el derribamiento de su estatua, su posterior decapitación y ensangrentada con pintura roja. A esta corriente iconoclasta se ha sumado Podemos en Mallorca, de la forma más vil y miserable. A la ignorancia supina unen la osadía más fascista.
La realidad histórica de la personalidad misionera del fraile franciscano es lo más opuesto a las invenciones de los violentos y falsarios. Fray Junípero fundó cientos de misiones en California y Nuevo México (Nueva España), con el fin proteger a los indígenas de déspotas colonos. En estas misiones no sólo se salvaron miles de indios de la miseria, explotación y del hambre, sino que además de evangelizarlos enseñándoles el catecismo, se les preparaba en todo la relacionado con la ganadería y agricultura, semillas. Recorrió miles de kilómetros a pie o en asna para fundar misiones que luego sería el núcleo de grandes ciudades San Francisco, Lo Ángeles, San Antonio. Las misiones supusieron islas de cultura y piedad. Los indígenas vivieron de forma civilizada hasta que llegó la fiebre del oro, pero eso no fue una tiranía española.
Con motivo del viaje a EE.UU del papa Francisco para clausurar el Encuentro Mundial de la Familias, el 23 de septiembre de 2015, el Papa celebró la Eucaristía de canonización en la explanada del Santuario Nacional dela Inmaculada Concepción. En la homilía ensalzó la gran personalidad del santo mallorquín. Alabó su ardor misionero, semejante al de San Pablo. Ejemplo de Iglesia en salida, predicando por los caminos para compartir la ternura reconciliadora de Dios. Lejos de España y de sus usos y costumbres, se animó a abrir nuevos caminos; supo salir al encuentro de los indígenas, respetando sus costumbres, para iluminarlas con la luz del Evangelio. Defendió la comunidad indígena, protegiéndola de cuantos la había abusado. Tuvo como lema, dijo el Papa, siempre adelante. Este fue el modo que San Junípero encontró para vivir la “la alegría del Evangelio”. Fue siempre adelante porque el Señor espera: siempre adelante por todo lo aún quedaba por vivir; Siempre adelante. Que como el ayer nosotros podamos decir: “Siempre adelante”.