Sr. Director:
Es cierto que los juegos olímpicos, como todas las realidades humanas, están marcados por la ambigüedad y por las contradicciones. Los mueven fuertes intereses económicos y teniendo en cuenta el esfuerzo y el talento de la mayoría de los atletas que se esfuerzas por conseguir las deseadas medallas, suelen ser los países más poderoso económicamente los que se llevan casi todas las medallas, incluso contratan atletas de otros países más pobres para que defiendan sus colores. Con todos los juegos olímpicos representan un magnífico escaparate de todos los pueblos, donde hombres y mujeres de todas las naciones razas culturas y religiones compiten pacífica u amigablemente. El de porte, es cierto, une a las personas. Esto es lo que han sido tradicionalmente. Este año 2024 Francia, ¿cómo no? ha dado la nota de forma grosera, antiestética y reaccionaria humillando a los cristianos de todo el mundo, con una presentación mitad pagana mitad sectaria. Se ha servido de un de los cuadros más famosos de la pintura la Ultima Cena de Leonardo da Vinci, para destrozarlo estéticamente y utilizarlo como un aquelarre de mal gusto y demoniaco. La parada de la Ultima Cena, liderada por drag queens durante la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos Paris 2024 ha suscitad una ola de reacciones de indignación en todo el mundo. Lo que son y deben ser los juegos olímpicos, factor de unidad y hermandad mas alto y más fuerte, ha si objeto de enfrentamiento y humillación para muchos no solo atletas y sino espectadores llegados de todos las partes del mundo. Este malestar lo ha vivido en Francia, la Conferencia Episcopal francesa que ha emitido un comunicado al día siguiente en el que se critica las escenas de escarnio y burla contra el Cristianismo, lo que deploran profundamente. Además, agradecen a las personas de todo el mundo, vía Conferencias Episcopales, incluso representantes de otras religiones han expresado su solidaridad. Esta mañana pensamos en todos los cristianos de todos los continentes que han sido heridos por el maltrato y provocación de algunas escenas.
Una de las personalidades del deporte, el español Javier Tebas Medrano, presidente de la liga Profesional de fútbol de España, se ha pronunciado sobre el aquelarre satánico y dionisíaco de Paris 2024 con estas palabras; se refiere a la blasfemia como algo: inaceptable, irrespetuoso e infame. Usar la imagen de la Ultima Cena en los Juegos Olímpicos de Paris es un insulto para los que somos católicos. Se da una realidad lamentable en la Europa de hoy cada vez son más abundante los carmines contra la libertad religiosa.