Lo cuenta Bloomberg: el Banco de Japón se ha convertido en uno de los 10 principales inversores de las empresas que componen el Índice Nikkei. La primera pregunta es: ¿Qué pinta un fabricante de dinero haciéndole la competencia a los propietarios de dinero? En segundo lugar, los bancos centrales tienen ya bastante poder emitiendo moneda y encorsetando a su capricho -perdón a su profunda ciencia económica profunda- toda la economía mundial. ¿Deben invertir también en los mercados de renta fija y variable? ¿No son juez y parte? En tercer lugar, los bancos centrales han devaluado toda la economía mundial a costa de fabricar dinero sin límite. También a las empresas que cotizan en bolsa. Entonces, ¿para qué invierten? En cuarto lugar, ese poder omnímodo no es democrático. Sí, los gobernadores de la Reserva Federal o del Banco Central Europeo son elegidos por los gobiernos, democráticos, pero desde el día uno hablan de su independencia respecto al poder político. Es decir, que pueden llevar a la ruina a quien le nombró y, de paso, en el caso de la Reserva Federal norteamericana, a toda la humanidad. Gran invento éste de los bancos centrales. ¿Cómo arreglarlo? Volviendo al patrón oro. O a cualquier otro patrón. Hispanidad redaccion@hispanidad.com