El feminismo convoca a todas las energúmenas del país alrededor de la abuelita Carmena: derecho a la felicidad… y con cargo al presupuesto público
Emocionante la reunión de alcaldesas y concejalas alrededor de la abuelita Carmena contra la violencia machista.
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau (ambas en la imagen), expresando el sentir, y hasta el pensar, general, reclamó "el derecho a una vida libre y feliz para todas y todos". Antes pensábamos que la felicidad era el objetivo de los seres humanos, pero ahora es un derecho con cargo al Presupuesto, que los poderes públicos tienen la obligación de aceptar. ¡Qué cosas!
La abuelita Carmena, la de los dientes grandes, aseguró que no puede ser, de ninguna de las maneras, que una violencia no tenga "una respuesta global". Se lo traducimos: quiere más injusticia con el varón usando la excusa contra la violencia de género. O sea, lo del feminismo: aprovecharse del Estado para sojuzgar al varón y, a ser posible, laminarle.
No es broma, los de la manifestación contra la violencia de género, que el feministo ministro de Sanidad del PP, Alfonso Alonso aplaudió con entusiasmo, no pretende otra cosa que una ley contra la violencia de género, aún más cruel con el varón. Ahora un hombre puede ser encarcelado por la simple acusación, sin pruebas y sin la menor diligencia judicial, de la mujer contra el varón.
Esto es, ni más ni menos, lo que pretenden las defensoras de la felicidad obligatoria, a través del Boletín Oficial del Estado (BOE) y del presupuesto público: machacar al varón, pérfido y violento ser. Y con cargo al Presupuesto.
¡Sed felices, muchachos, es vuestro derecho!
Naturalmente, si lo que las feministas piden es que el Estado violente al varón y éste se resiste. Conclusión: esta guerra de sexos nos lleva a más violencia. Dos días después del aquelarre de Madrid, tres mujeres más han muerto presuntamente a manos de sus parejas. Algo tan triste, repudiable e injustificable… como lógico.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com