Xavier Gil Pecharromán es uno de los mejores periodistas económicos, especializados en fiscal y laboral. El pasado sábado 16, publicaba un artículo titulado "los gestores aseguran que 100.000 pymes van a cerrar"... tan oportuno como brillante.

Recoge lo que dicen los gestores administrativos, el mejor termómetro de la actualidad económica porque son los que solucionan a las micropymes, toda la parafernalia, fiscal, laboral y contable, que les exige el Estado, una burocracia imposible de abordar en solitario por el pequeño empresario, el autónomo o el emprendedor. Ya saben: el Gobierno nunca ayuda a la empresa, los gobiernos buenos le fastidian poco y los malos le fastidian mucho. O como dijo, Ronald Reagan, las ocho palabras más terribles que puede escuchar alguien son estas: "Soy del Gobierno y he venido para ayudar".

Volvamos a la pequeña empresa española, gravemente enferma. Al paciente le están quitando la anestesia, porque algún día había que hacerlo. Se acabarán los icos, los ertes y otras limosnas que el gobierno Sánchez ha instaurado para que no duela tanto... aunque tampoco cure.

Ahora bien, cuando el gobierno te paga parte del sueldo no significa que recuperes tu buen estado de salud, sólo significa que prolonga tu agonía a cambio de una subvención. Cuando la limosna termina, y en algún momento tiene que terminar, si no han mejorado los ingresos recurrentes, los 'normales', una de dos: o cierra o haces trampa, es decir, o cierras la empresa definitivamente o simplemente entras en el proceloso mundo de la economía sumergida.

Y así, descubrimos que si en vez de subvencionar (ertes) hubiesen reducido -o eliminado- las cuotas sociales, el elemento que más teme el empresario y por el que no contrata, habría más empresas que habrían salido adelante sin necesidad de anestesia.

El sanchismo es adicto a las subvenciones. Paga con el dinero de los demás, con el dinero de una deuda pública creciente que pagarán nuestros hijos. pero, en el entretanto, en presente, es el Gobierno el que se lleve el mérito de su preocupación por los vulnerables.

Los alabados ertes no son más que encarnizamiento terapéutico. Si una empresa no tiene ingresos ni para pagar salarios, o despide o cerrar. Mantenerla viva de forma artificial con cargo al presupuesto público es igual a crear zombis para maquillar las cifras de paro. La especialidad del Sanchismo: engañar a los demás y creerse sus propias mentiras.