El lunes 18 daba comienzo la semana con una mala noticia, Adriana Lastra presentaba su dimisión. La socialista lo jutificaba por motivos personales, y más tarde se conocía que el motivo era un embarazo de alto riesgo. Sobra decir que Adriana, como cualquier mujer, tiene todo el derecho a vivir su maternidad como crea mejor para ella y su hijo. Pero claro, el PSOE se ha hecho abanderado del feminismo y se ha encargado de decir lo que está bien y lo que está mal a las mujeres, y cómo deben vivir su vida.  

La hemeretoca le vuelve a jugar una mala pasada a Pedro Sánchez recordándole sus declaraciones de 2018. "La maternidad no debe suponer un freno en las carrera profesional de ninguna mujer", aseguraba nuestro presidente.

No puedo estar más de acuerdo con Pedro Sánchez, eso sí, con el Pedro Sánchez de 2018, porque ahora parece haber olvidado lo que decía. Porque, de ser cierto que Adriana Lastra tiene un embarazo de riesgo, perfecto, que se aleje de la frenética vida política de primera línea y vuelva cuando se recupere, nueve meses de embarazo y su baja por maternidad, en aproximadamente un año podría volver a su puesto. Pero no, esto no ha sido una baja temporal, ha sido dejar el cargo definitivamente, o lo que es lo mismo, frenar su carrera profesional. 

Pero claro, surgen los rumores, ¿cese o dimisión? Quizás esta dimisión encubra un cese, con la excusa de un embarazo que, claramente, se les ha vuelto en contra. 

La portavoz de Vox en el el Parlamento andaluz, Macarena Olona, en declaraciones a los periodistas, aseguraba que "ninguna mujer debería verse obligada a dimitir por estar embarazada", afirmando que se trata de una "excusa bochornosa a la que ha tenido que acudir el PSOE para no desvelar la realidad que se esconde detrás de esta dimisión", y apuntaba a que en realidad "es un cese, tal y como se ha venido filtrando desde el PSOE a los medios de comunicación desde las elecciones andaluzas, criticando la actuación de Lastra como número dos".

"El partido que se dice a sí mismo feminista y progresista, ante el embarazo de una mujer con un puesto de responsabilidad, ni más ni menos que la número dos del partido, la única salida que le ofrece es tener que dimitir para poder conciliar", sentenciaba Olona.

Teoría que encaja con los rumores de que Sánchez quiere renovar el Gobierno, darle un enfoque estadista. Todo apunta a que Lastra perdió la confianza de Sánchez, y ante un posible futuro cese, dimitió. Una vez más, cuando la cosa se pone fea, Sánchez culpa a su ejecutiva, la renueva por completo y vuelta a empezar, él nunca es culpable, claro está.