Sí, la interconexión eléctrica entre Francia y España es buena cosa... sobre todo para Francia. El país de Nicolás ‘el contrayente' es menos cainita que España, así que se ha dedicado a hacer energía nuclear y pública, la más potente, la más rentable, la que asegurar la soberanía energética y la que, de paso, menos contribuye al calentamiento global. La energía nuclear es, habrá que repetirlo muchas veces, la energía verde de los pobres. Y cuando se desarrolle la pila nuclear para coches, entonces, sencillamente, la fisión de cauta generación, y más tarde la fusión, constituirá la salvación del planeta y la ruina del agorero Gore. Pero como en España llevamos un cuarto de siglo con presidentes miopes (González, Aznar y Zapatero) cuya única preocupaciones mantenerse en el poder, hemos paralizado la energía nuclear y hemos pagado, a precio de oro, energías que ni aseguraban el suministro ni la soberanía energética y que, encima, no podían resultar más onerosas para el ciudadano. Eso sí, tanto González como Aznar, y sobre todo ZP, -el más inconsistente de los tres, siendo los tres inconsistentes- han jugado a ser muy ecológicos, muy verdes, y han hipotecado al país. Los franceses, por contra, han jugado a fortalecer su industria nuclear, la única que posibilita superávit energético. En resumen, si en 2011 entra en vigor la interconexión, será Francia quien venda a España energía -nuclear, por supuesto- mientras España no le podrá vender a Francia por dos razones: 1. No la necesitará. 2. Nuestra energía verde no puede competir en precios con la energía nuclear francesa, mucho más barata. La energía verde sólo sobrevive con subvenciones. Es cierto que si la interconexión no alcanza un 10-15%, se quedará en marginal, y que España posee una red de distribución adecuada para transportar energía hacia el sur del país, no hacia el norte, por lo que el túnel francés puede ser más que bienvenido, pero eso no quita que seamos un país energéticamente colonizable, propensos a meter la mano en el bolsillo de los contribuyentes para satisfacer la codicia de los grandes empresarios de la energía verde, arquetipos del progresista multimillonario, con tal de poder hablar de desarrollo sostenible, un argumento electoral bastante convincente. En la mañana del lunes, a pesar del último Informe de Prospectiva de la patronal eléctrica UNESA, que considera imprescindible la puesta en marcha de al menos tres reactores nucleares más, además de alargar la vida de los ya existentes, el aprendiz de brujo que habita en La Moncloa volvía a afirmar que no habrá energía nuclear y que "el futuro está en las renovables". Lo cual es muy cierto: en las renovables no está el futuro del pueblo pero sí el de José Manuel Entrecanales, principal productor, tras Iberdrola, de energía eólica y primero en el ranking de energía solar (aunque más cara para el conjunto de los españoles). ZP tiene razón: el futuro del señor Entrecanales está asegurado, gracias a nuestros impuestos. ¿Dónde las nuevas centrales nucleares? En los mismos emplazamientos actuales. ¿Dónde los residuos? Si en España se hubiera investigado como en Francia, no tendría que comprarles a los franceses los reactores de cuarta generación, que en lugar de aprovechar menos del 1% del combustible, aprovechan más del 25%. Por lo demás, no debe atemorizarse ante la energía nuclear: Francia, nuestra conectada, tiene situados, en paralelo a los Pirineos, una batería de reactores nucleares. Si algo ocurre los afectados serían los franceses... y los españoles. Resumiendo: da gusto tener un presidente progre-verde: ¡Viva la energía renovable! ¡Viva los presidentes renovables! Eulogio López eulogio@hispanidad.com
Dile a los jueces y juezas... Vicente Vallés, ejerciendo de feministo
14/12/24 15:00