El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, no quiso retratar ante las cámaras su encuentro con el canciller cubano, Peret Roque. En cambio, sí que propició el encuentro del mandatario cubano con Su Majestad el Rey con luz y taquígrafos. La razón, según explican fuentes populares, es que el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, se siente atrapado ante un giro en la política exterior española relativa a Cuba, que está resultando desastrosa sin visos de mejorar.
El motivo es muy claro : el titular de Exteriores español fue el primero en tener un gesto de distensión y el régimen ha contestado deteniendo a 21 presos políticos más en los últimos 12 meses. Moratinos se comprometió ante la Unión Europea a que la distensión diplomática provocaría la liberación de todos los presos de conciencia cubanos. Arrastró para ello a los 25 Estados miembro, muchos de los cuales mostraron serias reticencias. Ahora, no podrá vender a sus socios de la Unión éxitos en materia de derechos humanos, haciendo de nuevo el ridículo ante nuestros socios comunitarios.