La directora libanesa Nadine Labaki vuelve los ojos de nuevo hacia su país (al igual que hizo en su anterior filme Caramel) para narrar la tensión que se vive en un pequeño pueblo aislado cuyos habitantes, cristianos y musulmanes en perfecta armonía hasta esos momentos, empiezan a sentir la presión que ha llevado a la guerra fratricida en su país. Las mujeres del pueblo, temerosas de que sus belicosos hombres se armen, toman medidas surrealistas para que la paz siga reinando entre sus gentes.
Y ahora ¿adónde vamos? se pone un reto muy alto: intenta narrar de forma cómica algo tan dramático como la chispa que puede originar una guerra. Para ello, Nadine Labaki (también corresponsable del guión y actriz) no duda en esta película de reparto coral en recurrir a gags y situaciones humorísticas que tienen como protagonistas tanto a cristianos como a musulmanes, pero, aunque juega a la ecuanimidad al moverse en una situación tan delicada políticamente, carga las tintas en las presuntas manías de los cristianos frente a las de los musulmanes del pueblo. Luego el equilibrio no es tal…Y eso que ella se declara cristiana en la vida real.
Al fondo de todo, la crueldad de cualquier conflicto bélico que siempre se lleva por delante a los más inocentes.
Para: Los que les guste el cine de países lejanos que plantean situaciones reales