Los partidarios de lo normal, es decir, que un señor se comprometa con una señora y tengan hijos por el procedimiento tradicional, han organizado una marcha para el próximo 13 de julio. Como el lobby gay es muy pacífico, los carteles de la convocatoria son pegados en la calles por chicas mientras sus hermanos, novios, etc., les protegen, dado que los pacíficos homo se dedican a atemorizar a quien se atreva a llevarles la contraria, crecidos ellos, por el apoyo de la fuerza pública, es decir, de la clase política imperante, es decir, del matrimonio cleptómano. Exactamente de la misma forma que el Ministerio de Industria multa a Intereconomía por manifestarse en contra de la patochada del orgullo gay.
Don Néstor, que ya se comporta como el guerrillero terrorista que siempre quiso ser, apunta directamente a la Iglesia, porque sabe de la influencia romana ante los fieles en todo el mundo, también en la Argentina.
Naturalmente, el argumentario del lobby gay y de Kirchner es tan tonto como siempre: la libre opción sexual debe ser respetada. Pero, ¿de qué libre opción estamos hablando? ¿Acaso puede el ser humano elegir entre nacer o no nacer? ¿Y entre nacer blanco o nacer negro? ¿Ser listo o tonto? ¿Pobre o rico? ¿Guapo o feo? ¿Argentino o norteamericano?
Por supuesto que no. El hombre nace varón o mujer y su identidad sexual le viene dada, nadie le da a elegir. Por tanto ser varón o mujer es algo que te viene dado. No hay opción. Dicho de otra forma: no se necesita ningún argumento religioso, ningún credo para defender que el único matrimonio posible es el matrimonio heterosexual. ¿Por qué la Iglesia se ha convertido entonces, en el enemigo de los gays? Pues porque la modernidad no atenta contra la fe sino contra la razón, y el único refugio actual de la razón es, precisamente, el credo cristiano.
Decía Chesterton que llegará un día en que tendremos que demostrar que una hoja es verde, que tendremos que demostrar la evidencia. Ese día ya ha llegado.
Eulogio López
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