El vino se degusta con todos los sentidos, aunque especialmente con tres: vista, olfato y gusto.
El vino no sólo se degusta con el gusto, sino también con los otros cuatro sentidos: por su color, su aroma y su textura. Existe una normativa para beber los vinos. Por ejemplo, se aconseja acompañar las carnes blancas, en especial el pescado y el marisco, con vinos blancos, y las carnes rojas con vinos tintos o rojos de mucho cuerpo. Esto se debe a que los sabores de los vinos blancos suelen ser menos intensos que los de los negros, y las carnes de pescado y crustáceos son magras, por lo que no tienen tantas grasas como para dificultar la degustación de los vinos blancos.
También es costumbre que los vinos blancos se beban frescos (de 8 a 10 ° C) y que los negros se beban a temperatura ambiente (de 18 a 25 ° C, aunque en verano se recomienda más frescos, de 14 a 18 º).
Lo que no debe hacerse nunca es poner una botella de vino en el congelador, ya que una regla básica para todo buen vino es evitar que sufra cambios bruscos de temperatura. En cuanto a la cristalería, para los vinos finos se recomienda el uso de copas de cristal translúcidas, para poder apreciar el color y las tonalidades del vino. Además, las copas deben tener una ligera curva hacia adentro y una boca bastante ancha, para mantener mejor los aromas y observar mejor los matices y la brillantez del vino.
Domingo Martínez Madrid