Esta es la historia de un periodista asturiano, una verdadera institución en los medios del Principado. Me confiesa que, harto de elegir entre PSOE y PP, decidió cambiar y otorgar su voto a la UPD de Rosa Díez: "¡No sabía que la iba a armar tan gorda!", concluye.
En efecto, los 18.000 votos de UPD han vuelto del revés a mi patria chica. Bueno, eso y la ambición de los políticos, quienes, en lugar de permitir que gobierne la lista más votada, se aferran al sillón o pretenden instalarse a toda costa.
Ahora bien, ¿qué representa Rosa Díez? Pues mucho me temo que representa el fascismo. Ninguna exageración. Mi maestro periodista asturiano se asombra: "No te pases", me advierte. Yo creo que no me paso. Veamos: el fascismo no es más que la deificación de la patria, de la nación. Una deificación atea, porque el fascismo procede del marxismo y si no, pregúntenle a Mussolini, tan centralista y jacobino como doña Rosa y su mentor ideológico, Fernando Savater. Sí, el partido más centralista de España es UPyD. Y Rosa Díez, quine, al igual que Mussolini, venía del socialismo.
Pero ojo, no confundan centralismo con cristianismo, ni tan siquiera con derecha cristiana –que no se muy bien lo que es pero estoy intentando averiguarlo-. La marca de identidad de UPyD es el laicismo agresivo. Fue Rosa Díez quien propuso romper relaciones diplomáticas con el Vaticano y anular el Concordato con la Santa Sede. Y, naturalmente, estamos hablando del partido más abortista de todos.
Es decir, estamos hablando de derecha pagana, que siempre, se lo aseguro, acaba en fascismo. Porque la derecha, o es cristiana o se convierte en tiranía ilustrada. Sí, ya sé que el comunismo ha resultado más homicida en la historia moderna que el fascismo y que sigue representando la amenaza más seria contra la libertad, pero eso no deja de ser un triste consuelo, ¿verdad?