El centro de las Esclavas de la Virgen Dolorosa está muy cerca de la estación de tren de Pozuelo (Madrid). Acogen a madres solteras, mujeres abandonadas y en riesgo de exclusión social. Es una especie de paraíso en medio de la selva de una gran urbe como Madrid. Grandes jardines, juegos para los niños, instalaciones dignas y sobre todo, la dedicación de las monjas que regentan el centro.
Llevan decenas de años recogiendo a mujeres abandonadas. Han ayudado a miles de mujeres a reanudar su vida desde ese oasis de Pozuelo. Queman su vida a diario para dar una oportunidad a esas mujeres que la sociedad les ha tratado mal, que se han quedado con la brocha en la mano, sin lugar ni sitio. Son unas heroínas anónimas a las que el diario Metro les ha roto el silencio en su edición de este martes.
‘Informan' de la denuncia de la asociación Bachue de inmigrantes colombianas. Han denunciado ante los servicios sociales del Ayuntamiento de Pozuelo y de Madrid y ante el Instituto de la Mujer por los malos tratos que –señalan- reciben por parte de las monjas. Reconocen que se realizan actividades formativas, pero señalan que no se las prepara para la actividad profesional. Además, critican que se cobre 300 euros al mes por manutención y estancia de ellas y sus hijos.
El Instituto de la Mujer ya ha remitido la denuncia a las consejerías de Empleo y Familia mientras que la directora General de la Mujer de la Comunidad de Madrid, Patricia Flores, señala que al tratarse de un centro privado, deben recurrir a los tribunales de justicia.
Nos hemos vuelto todos locos. Es verdad que la directora del centro, la hermana Josefa, tiene carácter. Pero una cosa es tener carácter y otra alegar malos tratos. Quizás haya quien no termina de aceptar que la convivencia exige ciertas normas. Por otra parte, denunciar que se les obliga a pagar 300 euros parece de risa. Cualquiera que haya estado en la casa, sabe que 300 euros por esas instalaciones es una absoluta ganga. Pero es que, además, el dinero nunca ha sido un freno para el ingreso. De hecho hay muchas chicas alojadas sin abonar un euro. Se trata más bien de educar en la responsabilidad frente a una cultura de la exigencia permanente de los derechos sin apercibirse de las obligaciones.
Así que espero que la consejería de empleo y familia haga efectivamente la auditoría que le pide el Instituto de la Mujer y decida levantar un monumento a estas monjas que están quemando sus vidas en apoyo a estas chicas que nadie atiende.
Por otra parte, la actitud de escurrir el bulto de la Sra. Flores me parece un tanto mezquina. El centro de las Esclavas de la Virgen Dolorosa es un centro privado, pero recibe subvenciones. Y los servicios sociales de la Comunidad de Madrid le tienen como una referencia en su catálogo de recursos. ¿Por qué no salir en defensa de su buen hacer? ¿Dejarán de contar los servicios sociales con sus instalaciones donde poder derivar a mujeres en riesgo de exclusión social? Doble contra sencillo a que no.
Pues entonces, toca mojarse. No teman. Las monjas no roban a lo Anesvad. No existe lujo, sino más bien todo lo contrario. Existe una administración leal y razonable. Pero sobre todo, existe cariño y entrega. ¿Cuesta tanto mojarse por quien quema su vida? ¿No se dará cuenta la señora presidenta, Esperanza Aguirre, que la patada de Bachue iba en realidad dirigida a su trasero? El ejercicio de cintura no vale. Y si no, al tiempo. Agarren el toro por los cuernos y háganse si quieren una foto con las monjas, que estamos en campaña electoral.
Luis Losada Pescador