Cuando la negociación laboral parecía atascada, el gobierno decidió primar a UGT con la devolución del patrimonio histórico. Es de suponer que además de las razones históricas y jurídicas, también existían razones de oportunidad política. Y eso es lo que molestó a CCOO. No estamos en contra de la restitución del patrimonio histórico, pero sí de la forma en la que se ha hecho y del momento en que se ha hecho, señalaba el secretario general de CCOO, José María Fidalgo en los desayunos del Foro Nueva Economía celebrados en la mañana de este jueves.
El calentón de CCOO sentó muy mal a UGT. Nos sentimos dolidos, señalaba el secretario general de UGT, Cándido Méndez, que sin embargo, advertía que su sentimiento, no afectaría a la unidad de acción sindical. Y como muestra, la presencia a duo-alimón de ambos secretarios generales para una comparecencia conjunta ante el todo Madrid.
Pelillos a la mar. Porque lo que une a las dos centrales sindicales son tres puntos: reforma laboral, Pacto de Toledo y Dependencia. En cuanto a la reforma laboral, ambos sindicalistas se han mostrado muy críticos con la amenaza gubernamental de llevar al parlamento la propuesta en caso de que el consenso social no fuera posible. No vamos a negar la iniciativa legislativa del gobierno, pero conviene recordar que las reformas que funcionan son las pactadas, señala Méndez.
Por su parte Fidalgo señala que no se levantarán de la mesa porque estamos convencidos de la necesidad de la reforma y tenemos tiempo y voluntad. No obstante, Fidalgo alerta sobre la posibilidad de una reforma vía BOE que desproteja y desregule determinadas garantías. En su opinión, si todos los miembros de la mesa de negociación son fieles al objetivo de mejorar la calidad del empleo habrá acuerdo. No obstante, Fidalgo es muy consciente del reto de la competitividad, pero aboga por una temporalidad causalizada.
Muy críticos se han mostrado ambos con la temporalidad en la administración pública. Quizás aprovechando la presencia del ministro de Administraciones públicas, Jordi Sevilla. ¿Cuánto vale que nuestra economía tenga muchos contrarios precarios, muchos en la administración pública?, se pregunta Fidalgo : Méndez censura que la Administración tenga 750.000 interinos de 10 o 12 años de experiencia en sectores claves como la educación o la Sanidad. En los Ayuntamientos y en las CCAA es donde más ha crecido la temporalidad de los últimos años, critica Méndez.
Ambos han compartido también sus críticas a los PGE. En opinión de Fidalgo, si de verdad nos creyéramos el reto de la competitividad, desplegaríamos un gran acuerdo político para dotar de herramientas competitivas suficientes a las siguientes generaciones. Y en este esquema no vale hablar de rebajas de impuestos ni de equilibrio presupuestario, apunta. Y es que Fidalgo considera que las inversiones realizadas en I D i y en formación son demasiado modestas y que no se ha hecho nada serio ni en investigación universitaria ni en Formación Profesional. Nos habrían gustado unos presupuestos más ambiciosos en intervención pública para favorecer las ventajas competitivas.
En cuanto al reto de la dependencia, ambos han compartido el impacto que tendría para la liberación de la mujer que asume en el 75% los costes de la atención de las personas dependientes. Debe de ser asumido como una prestación de la Seguridad Social y no nos contentaremos con un plan social más o menos ambicioso, reta Méndez. Solbes no parece que está por la labor.
Por cierto, ¿el salario maternal, para cuando? Porque el equilibrio del Pacto de Toledo depende en gran parte del repunte de la natalidad. Fidalgo urge a pactar algo en esta legislatura bajo las premisas de la contributividad, pero también de la solidaridad. O lo hacemos en esta legislatura o el próximo debate será entre reparto y capitalización, advierte Fidalgo.