Tiros en las calles de Kiev, entre la Policía y el Ejército y los manifestantes. Ya se supone quién llevará la peor parte pero probablemente eso sea lo de menos. Hablamos de algo muy parecido a una guerra civil.

El motivo oficial de los enfrentamientos es entre un Gobierno que quiere seguir siendo aliado de Moscú y otro que quiere integrarse en la Unión Europea. Ya he dicho que no debemos separa a los buenos de los malos. Hoy, Rusia, está dando lecciones de moral a la viciada Unión Europea.

Ahora bien, la violencia con la que se están empleando en Ucrania, sobre todo el Gobierno, es una herencia de la razón de la fuerza, que era la clave de un comunismo ateo, cuya única referencia ética era el poder. Si niego un contrincante, lo mejor es eliminarlo. Muerto el perro se acabó la rabia.

Pero verán que nadie relaciona lo que está ocurriendo en Ucrania con el régimen soviético que sufrió durante 70 años, la peor tiranía de la modernidad, mucho más que los fascismos.

Y observarán, también, que mientras nadie osa -afortunadamente- calificarse hoy como comunista o fascista, los marxistas se presentan, por ejemplo en los parlamentos europeos -en el nuestro, Cayo Lara- como defensores de los pobres y de los débiles y como maestros de democracia. Vamos, que los comunistas se han ido de rositas por la historia y, encima blasonan de que su totalitarismo, visceralmente anticristiano, es lo más democrático que vieron los siglos. Curioso.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com