Con nocturnidad, alevosía y sarcasmo. Así ha sido la decisión del Banco de España, tomada un 13 de diciembre, a 22 días del fin de año. Todas las prejubilaciones deberán hacerse con cargo a la cuenta de resultados del Ejercicio... tal y como ya se había dicho a principios de año. La verdad es que el Banco de España no había dicho nada, tanto es así que muchas entidades, especialmente los dos grandes bancos, SCH y BBVA, pero también Banesto y Barclays, habían aprobado ya las prejubilaciones con cargo a reservas. Es igual, el Banco de España ha esperado a que engorde la bolsa y luego ha procedido a dar el golpe. Las razones son evidentes, y no sé cual de ellas habría sido la decisiva, pero es lo mismo.
1. En primer lugar, las prejubilaciones significan destrozar el sistema público de Seguridad Social con un aumento de las clases pasivas.
2. También significa despreciar la veteranía y los años dedicados al banco.
3. Crea una sociedad de cincuentones vagos.
4. Precariza el empleo, porque los prejubilados son sustituidos por jóvenes que cobran la tercera parte pero trabajan más horas... y no protestan.
5. Chotearse del pequeño accionista, dado que se le quita su patrimonio actual.
6. Destruir la sindicación en las empresas. Es cierto que algunos sindicatos aplauden las prejubilaciones pero eso sólo significa que hace tiempo algunos sindicatos, por ejemplo Comisiones Obreras, perdió el norte y no ha comprendido hacia qué tipo de sociedad nos encaminamos.
7. Favorece el mayor enemigo de las clases trabajadoras de hoy en día: la externalización de funciones.
Pero es que, además, el gobernador del Banco de España, Jaime Caruana, con su puñetazo encima de la mesa, ha puesto en su sitio a muchos banqueros que se creían más poderosos que el regulador. Ya hemos resaltado en estas páginas cómo, a pesar de que el Banco de España no había contestado, la presidenta de Banesto, Ana Patricia Botín, ya ha tenido la chulería de convocar Junta extraordinaria de Accionistas en fiestas navideñas para aprobar las prejubilaciones de 2004. Es decir que, para los bancos, el gobernador iba a hacer lo que ellos querían que hiciera.
Así que, por una sola vez y sin que sirva de precedente (por ejemplo, del precedente de Sacyr-BBVA), ¡tres hurras por el gobernador!
Eulogio López