Según el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas, el 73,6 por ciento de los españoles, algo más de 33 millones, se declaran católicos, aunque muchos no practican su fe.
Existe también una minoría que se declara "no creyente", que no llega a los diez millones, y que sin embargo domina los ámbitos decisorios de la cultura y de la política, que está imponiendo unos modos de vida abiertamente opuestos a la tradición cristiana.
Esa minoría es la referencia social de un Gobierno que sin embargo ha sido votado por no pocos católicos. Todavía están por estudiar las causas profundas de esta contradicción. Sin embargo hay una sociedad civil en la que participan activamente los católicos, que ha empezado a tomar conciencia de su responsabilidad frente a la destrucción cultural y moral que han supuesto las dos legislaturas de Zapatero.
Ahora hace falta comprobar en qué medida el Partido Popular recoge este impulso de regeneración, más allá de la gestión de la crisis económica.
Suso do Madrid