Ha tenido que ser un norteamericano (de origen gallego) el que haya apostado por un relato digno sobre el camino de Santiago y lo que comporta. Hablamos del veterano actor Martin Sheen y de su hijo Emilio Estévez, que asume la dirección. Eso sí, la producción corre a cargo del español Julio Fernández y su productora asentada en Barcelona: Filmax.
Tom Avery, un oftalmólogo de California, recibe la triste noticia de que su hijo ha muerto víctima de un accidente en Francia. Cuando se traslada al país galo conoce que su único vástago, del que se encontraba algo alejado desde el fallecimiento de su mujer, murió cuando realizaba la primera jornada del Camino de Santiago en los Pirineos franceses. Para acercarse y conocer las motivaciones de su hijo, Tom, un católico no practicante, emprenderá el Camino cargado con las cenizas de su vástago
The Way es una especie de road movie (una película de carretera) pero andando y eso marca el ritmo de la película, tranquilo pero adecuado para reflexionar sobre las vivencias y anécdotas que se producen a lo largo de ese peregrinaje. A este respecto la película, sin ser estrictamente religiosa, es muy respetuosa con los personajes católicos que aparecen y contiene momentos de espiritualidad que calan en el espectador. Así, a través de los hombres y mujeres que Tom va conociendo en el camino, se vislumbran algunas de sus motivaciones: algunas fútiles (como el holandés que pretende adelgazar) y otras más profundas que se nos irán desvelando poco a poco: atención a la cínica Sara, una de las compañeras de viaje de Tom, o a la aparición del escritor irlandés que busca inspiración (interpretado por el magnífico James Nesbitt). Todo esto hace más agradable este drama, que revela la amistad y el compañerismo que se encuentran en el Camino de Santiago: seas quien seas y tengas las motivaciones que tengas.
La película, no obstante, siendo interesante no es redonda porque contiene algunos tópicos sobre la imagen folklórica que los norteamericanos tienen de España que podría resumirse en toros, pícaros y gitanos. De hecho sobra, como si de un pegote se tratara, la subtrama de los gitanos que transcurre en Burgos que resulta un pelín surrealista aunque sospechemos que pueda tener cierta base real puesto que toda la película está basada en la novela Off the road: a modern day walk down the Pilgrims route into Spain, de Jack Hitt.
Eso sí, el resto de la película cumple perfectamente con la labor que debe poseer un largometraje de estas características: hacer replantearse al espectador si necesita hacer ese Camino y el porqué del mismo.
Para: Todos aquellos que quieran saber las motivaciones que tienen los heterogéneos peregrinos de Santiago