El presidente del Proyecto Varela por la Democratización de Cuba, Oswaldo Payá, denunció el pasado sábado 11 la existencia de aparatos para escuchas ilegales en su casa. Se trata de cuatro aparatos incorporados en los cajetines de su teléfono instalados con ocasión de la petición de un supletorio, hace ahora unos meses. Los aparatos no sólo interceptan las conversaciones telefónicas, sino que permite captar también el ambiente. De esta forma, los últimos meses de la vida doméstica de Oswaldo Payá habrían quedado registrados.
Además de los cuatro aparatos encontrados en su vivienda, existen dos más en la residencia de su tía, donde mantiene un despacho, y en casa de un amigo, también disidente. Se da la circunstancia de que nada más desenchufar el primero de estos aparatos, unos operarios de la Empresa de Teléfonos de Cuba (ETECSA) aparecieron en su domicilio a los pocos minutos para, supuestamente, arreglar una avería que afectaba a todo el barrio. El segundo aparato fue desinstalado en presencia del cónsul de Holanda, fue filmado, fotografiado y descansa en la Embajada de este país en La Habana.
Lo más lamentable es que Teléfonos de Cuba es una compañía participada en un 27% por Telecom Italia, quien, además de participar en el capital, es el socio tecnológico de la teleoperadora. Es decir, que la operadora italiana habría participado activamente en unas escuchas ilegales que, realizadas en Italia, habrían violado los más elementales derechos constitucionales a la libre comunicación y a la no intervención de las comunicaciones si no es con una orden judicial.
La disidencia se muestra muy molesta con la participación empresarial en las labores de acoso del régimen. Según estas fuentes, Hoteles Meliá también consiente en las labores de espionaje de la oposición castrista alojada en dichos hoteles. Algo indigno para compañías que en Europa se vanaglorian de encabezar la batalla por el buen gobierno corporativo y la responsabilidad social corporativa.