Ni que decir tiene que, con Resol YPF, caería Gas Natural, de la que La Caixa posee el 35% de GN por un 31% La Caixa. De hecho, lo más comentado hoy en Barcelona, han sido las palabras de Ricardo Fornesa durante la presentación de Criteria, en las que afirmó que no creía que nada hubiese cambiado tras la fusión entre Gaz de France y la empresa de infraestructuras (sobre todo agua y electricidad) Suez, socio histórico de La Caixa.
La verdad es que sí ha cambiado porque ahora Gérard Mestallet, presidente de Suez, tiene más músculo financiero y más ambiciones. No olvidemos que el empresario galo gusta recordar que posee el 51% de Agbar, otra perla industrial de la factoría Caixa. Para ser más exactos, el 51% de HISUSA, la sociedad participada por La Caixa con un 49%, que controla Aguas de Barcelona.
Los porcentajes tienen su importancia, dado que el negocio de agua de Suez, origen del emporio, anda en plena ebullición financiera. Suez podría afianzase con menos dinero o podría enajenarlo, con lo que obtendría más dinero para afianzarse en el sector energético. Por ejemplo, para comprar Gas Natural, del que ya posee algo más del 8% del capital. Sus compras de dos meses atrás originaron fuertes tensiones en La Caixa. Como dice Fornesa: "No es que pongamos objeciones, pero no es nuestro proyecto".
Ahora bien, a nadie se le oculta que si Repsol cae en manos de Suez, Gas Natural vendría a continuación. Sería tanto como la desindustrialización de La Caixa que, según algunos, es a lo que vamos.
Eso sí, a quien no le gustan los planes de Mestallet es a su amigo, el presidente de Repsol, Antonio Brufau. De entrada, podemos augurar que el núcleo duro de Repsol, ahora formado por la constructora Sacyr (20%) y por la propia Caixa (14,5% de derechos políticos) va a aumentar con la llegada de, al menos, un nuevo socio. Con Sacyr, Brufau ya se desligó mucho de La Caixa; ahora podría dar un paso más.
En cualquier caso, alguien debería pararle los pies a Suez en Caixa. Desde luego, éste parece el momento apropiado. Toda la normativa europea apoya a quien reconsidera los acuerdos firmados por una empresa que antes era ligeramente pública, pero ahora lo es en su totalidad manifiesta.