El encuentro y la amistad que surge entre dos chicos adolescentes de distintas nacionalidades es narrado con una naturalidad pasmosa por Shane Meadows, un director británico siempre preocupado por reflejar en sus películas trozos de la realidad. Tan bien lo hace que da la impresión de que estamos más ante un documental que ante una historia de ficción.
En poco más de 70 minutos, Meadows sabe mostrar la inocencia pero también la soledad que impera en la vida de los dos protagonistas de esta historia: unos adolescentes marginados. Uno es Mareck, el tranquilo hijo de un emigrante polaco, un auténtico apasionado de la fotografía, que no acaba de entender el mundo pequeño y sin futuro en el que vive su padre. El otro es Tommo, un chaval de Nothingam algo alocado, sin familia, que ha huido a Londres. Ambos convencen con sus conversaciones y juegos propios de adolescentes, así como por sus sueños entre los que figura el amor platónico que profesan a la bella María, una joven camarera de un bar
Somers Town sorprende por su sencillez. Resulta un magnífico fresco de eso que nunca muestra el cine o, como ha dicho el propio director, sobre como es en realidad la vida de unos chicos de 15 años llena de momentos banales
Por cierto, Somers Town, el título de la película, es el lugar de Londres donde se conocen los dos chicos.
Para: Los que les gusten las películas de corte sociológico