Cuando te tragas una, te tragas mil. El rumor ha corrido por la City madrileña durante toda la mañana del miércoles. El vicepresidente económico, Pedro Solbes, amenaza a Zapatero con la dimisión, toda vez que se ha convertido en la diana de todas las descalificaciones desautorizaciones por parte de sus compañeros de Gabinete, y en especial por parte de la vicepresidenta primera, Teresa Fernández de la Vega. Convertido en el hazmerreír del Ejecutivo, sin autoridad alguna, su prestigio en círculos financieros y entre los empresarios, antaño elevado, ha caído ahora en picado.
Desde Moncloa se asegura que son rumores sin fundamento, que, el número tres del Ejecutivo está encantado, y que lo único que ha pedido es marcharse tras las elecciones, alegando sus dolorosos problemas de espalda. Sin embargo, de su círculo íntimo se dice otra cosa. Se dice, por ejemplo, que la última batalla, la de la financiación de la atención dental, donde el ministro de Sanidad, Bernat Soria aseguró que se pondría en marcha independientemente de lo que dijera Solbes, ha sido la gota que ha desbordado el vaso de la humillación. Ni que decir tiene que el peor enemigo de "el Chino" dentro del Gabinete, la vicepresidenta primera, Fernández de la Vega, se ha encargado de apoyar a los ministros novatos que se enfrentaban a Solbes, sea la titular de Vivienda, Carme Chacón, o el propio Bernat. Asimismo, la campaña de De la Vega contra Solbes entre los periodistas ha sido feroz. Aprovechando ese poderoso instrumento que es la rueda de prensa de los viernes, posterior al Consejo de Ministros, De la Vega ha arremetido contra Solbes navaja en mano.
Como mártir de la ortodoxia financiera, la dimisión de Solbes produciría un sonoro aplauso por parte de determinados círculos políticos y financieros internacionales como la Comisión Europea o el FMI, algo que siempre agrada a Solbes. Pero insistimos: en el mundo económico ya son pocos los que le creen: consideran que ha perdido toda la autoridad y que se ha reducido a ser un buen funcionario. Cuando Solbes se atrevió a formular en la Cadena SER dudas sobre el futuro económico, no sólo recibió la contra del propio ZP sino que el grupo PRISA acudió en apoyo del presidente y del partido: Iñaki Gabilondo advirtió que un ministro de Economía está obligado a mentir, bueno, a decir que en el futuro pintan oros.
En el Gabinete, sólo Alfredo Pérez Rubalcaba defiende a Solbes, Pero ‘Rasputín' lo hace por propio interés: desde que perdió la batalla para suceder a De la Vega como vicepresidente, anda de capa caída.
Eso sí, ZP no puede permitirse el lujo de dar una imagen de división interna, algo que el electorado español raramente perdona. Que el responsable de Economía, en plena crisis de confianza mundial, te dimita pocos meses antes de las elecciones no es una mala noticia: es una tragedia, un hecho lo suficientemente relevante para dar la victoria a la oposición. Aunque ZP juega con el disciplinado carácter de Solbes para evitar el desastre, ya tiene preparado el sustituto, el apaño: el secretario de Estado de Economía, David Vegara. Junto a David Vegara emerge también la figura de su jefe de Gabinete, el eficaz Álvaro San Martín, llamado a grandes empresas.
Se trata, como Solbes, de otro hombre tranquilo, como Solbes, del que se decía que serenaba a los mercados, aunque alguno, más malicioso, opinaba que lo que hacía era dormirlos. Vegara procede, cómo no, de Intermoney, como Miguel Sebastián y el vicepresidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, Carlos Arenillas, esposo de la titular de Educación, Mercedes Cabrera. Un buen remiendo hasta las elecciones.
Mientras tanto, ¿hay crisis o no hay crisis? ¿Tiene razón el moderado Solbes con sus "incertidumbres" hacia el futuro o sus adversarios cuando advierten que la economía española está que lo tira? Pues a lo mejor nos encontramos la respuesta en la comparecencia -próximo martes 18- del gobernador de Miguel Ángel Fernández Ordóñez (MAFO), primer gobernador con carné del PSOE. Han sido los socialistas quienes le han pedido que acuda a la cámara, y esperan de él, como buen compañero, que ratifique que el que tiene razón es ZP, no Solbes, que la economía española puede superar con éxito las crisis de confianza y que, en resumen, el balance de la política económica de ZP es, en pocas palabras, formidable.
Porque las elecciones, no lo olvidemos, no dependen de la política antiterrorista, sino de hipotecas y otras cuestiones del bolsillo.