El título de la película no podía ser más expresivo. Serpientes en el avión en un thriller de acción, con toque de desastres, cuya trama discurre, casi todo su metraje, en un avión.
Un joven surfista es testigo accidental, en Hawai, del asesinato de un fiscal a manos de un brutal gángster. Un agente del FBI le convencerá de declarar en contra de ese criminal y se encargará de protegerlo hasta el lugar de la celebración del juicio : la ciudad de Los Ángeles. A pesar de las medidas de seguridad, el gángster introducirá en el avión que les conduce a su destino cientos de serpientes venenosas, de todos los tamaños, que se liberarán tras el despegue gracias a un temporizador.
El director David R. Ellis, un especialista es productos dirigidos al público juvenil (Destino final 2), es el encargado de llevar las riendas de este largometraje que depara pocas sorpresas argumentales y muchos sobresaltos fáciles.
Quizás para el público que acuda a verla lo más interesante sea conocer el dato de que la mayoría de las serpientes que aparecen en la pantalla son auténticas pero totalmente inofensivas, con un parecido razonable con serpientes letales. Por tanto, no hace falta destacar que el que más trabajo tuvo en esta película, prodiga en casquería y situaciones grotescas (atención a los individuos que son pillados in fraganti por los reptiles en el reducido aseo del avión), fue Jules Silvestre, toda una autoridad en el manejo de serpientes.
En el reparto podrán apreciar la presencia de la actriz española Elsa Pataki, en su debut en el cine norteamericano.
Para: Los chalados por los reptiles. Es difícil que vuelvan a ver en pantalla otro desfile tan amplio y variado de este tipo de animales.