La ministra portavoz siempre tuvo tablas, pero semana a semana va cogiendo más que el suelo de tarimas amazónica del Reina Sofía. Hoy lo ha demostrado junto a un sonriente Cristóbal Montoro -que se ríe hasta de su sombra-, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros. También estuvo acompañada por el apuesto, vigoréxico y fotogénico ministro de Industria Energía y Turismo, José Manuel Soria, que elevaba su rostro hacia el power point de la presentación de la Ley de Estabilidad, mostrando su mejor ángulo.
Soraya, mucho más delgada desde que come a las seis, -según dice, todos los viernes- estaba inspirada. Al ser preguntada si no se arrepentía de haber alabado la impecabilidad del traspaso de poderes por parte de sus predecesores socialistas, aprovechó para echar más leña al fuego encendido por Montoro un día antes: "El traspaso fue cordial, pero a la vista de los datos resultó incompleto, faltó la información del déficit público. Nosotros, ya durante el traspaso, advertimos de que esa información no estaba completa. Se lo trasladamos al Gobierno de entonces, así como otras muchas informaciones que constaban en otros informes que el Partido Popular había requerido y no fueron documentadas". Mientras la vicepresidenta hablaba, Montoro asentía. Saénz de Santamaría añadió: "El clima fue correcto, y yo misma destaqué que por nuestra parte había sido muy exhaustiva la petición de datos. Ya la evaluación le corresponde hacerla a quien no la hizo, que es al Gobierno socialista, y por lo tanto a los miembros de este partido".
Durante la rueda de prensa, a la vicepresidenta le preguntaron también por el misterio del pregón de la Semana Santa de Valladolid, y sobre la supuesta oposición por parte del obispo a que fuera ella la encargada de leerlo. Fue tal vez la pregunta que contestó con mayor satisfacción y premura durante toda la rueda de prensa: "Ya lo estoy redactando". Pronto ha empezado.
La rueda de prensa empezó mucho antes de lo previsto y terminó también muy pronto. La vicepresidenta tuvo tiempo para su nene, para comer, y para acabar el discurso para los vallisoletanos
Sara Olivo
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