• Con el correspondiente descuento, claro.
  • Los argentinos se negaron a garantizar el bono argentino con divisas procedentes de exportaciones.
  • El Gobierno Rajoy presiona a Repsol para que cierre un acuerdo antes de finalizar febrero.
  • Lo cual no es bueno para negociar con calma.
  • Y cuando se alcance la paz con YPF, habrá que aclarar el asunto Pemex, un competidor dedicado al sabotaje interno. 

Hace mal el Gobierno Rajoy en presionar a Antonio Brufau para llegar a un acuerdo sobre YPF antes de terminar febrero, lo que nos sitúa el Consejo de Administración de la petrolera del próximo día 25. No se negocia bien bajo presión.

El digital Infobae aseguraba ayer que el acuerdo estaba a punto de cerrarse. Sí y no. Lo cierto es que los negociadores de la petrolera española y el Gobierno argentino están donde estaban al principio: en garantizar el pago de los 5.000 millones de dólares por el 51% de YPF, con el que el Estado argentino compensaría a Repsol por el robo-expropiación de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF).

Los negociadores de Repsol siempre han pedido un bono argentino garantizado, a ser posible con las divisas obtenidas vía exportaciones. A eso, los hombres de Axel Kicillof siempre han respondido que nadie puede exigirles más garantías que las del bono soberano argentino... que, de lograr colocarlo, cotiza en el secundario con un descuento que suele superar el 30%.

Pero el Gobierno Rajoy, en un error de cálculo tremendo, presiona al presidente de Repsol para llegar a un acuerdo. Así que las negociaciones caminan ahora por la entrada en escena de un banco de inversión que garantice le cobro. Con el correspondiente descuento, claro está. ¿Cuál puede ser el descuento aceptable Mejor no pensar en ello. En cualquier caso, réstenlo de la suma del acuerdo.

Por tanto, estamos hablando de un acuerdo que puede ser inmediato si se llega a un pacto sobre las garantías de cobro. Si se consigue, Repsol tendrá que pechar con la segunda asignatura pendiente: Pemex. Los mexicanos se están comprando, siendo como son competidores directos, como los saboteadores internos del Consejo. La alternativa es clara: Pemex debe irse de Repsol o debe cambiar de actitud y mostrarse dispuesta a implementar el acuerdo de inversiones conjuntas. Pero esa no parece la alternativa. Por el momento sólo piensan en defenestrar a Antonio Brufau. Y el Gobierno Rajoy se cruza de brazos.

Miriam Prat

miriam@hispanidad.com