Por el momento, Brufau cuenta con el apoyo de Sacyr y Caixa, mientras los rusos de Gazprom no se dan por vencidos
En la mañana del lunes, en pleno mes de vacaciones la portuguesa GALP se veía obligada a anunciar a la Comisión de Valores portuguesa que no estaba en negociaciones para fusionarse con la española Repsol, entre otras cosas porque eso hubiera sido una absorción.
Pero, en cualquier caso, Repsol sigue en el centro del huracán de los rumores. Por el momento, su presidente Antonio Brufau, cuenta con el apoyo de los dos miembros de su núcleo duro, la constructora Sacyr y La Caixa, que suman un 35% del capital, Ahora bien, para La Caixa lo importante es Gas Natural, no la petrolera y con gusto cambiaría su participación en una por la otra.
Sacyr, como todas las constructoras, está en proceso de reducción de su deuda, aunque su prioridad es la colocación del 40% de Itínere.
Y queda Gazprom, El gigante ruso siempre interesado en Repsol.
De cualquier forma, la idea es la de estrechar lazos con compañías productoras iberoamericanas, especialmente con la mexicana Pemex y la brasileña Petrobrás.