Desmesurado. Así es como cabe calificar la actuación de la jefa de prensa de Rajoy, Carmen de Castro, que se ha querellado contra Víctor Gago, por unas informaciones difundidas en Más se perdió en Cuba de Radio Intereconomía. En dicha tertulia, Gago señaló que fue de Castro quien filtró las informaciones de que Aznar viajó en avión privado al Congreso de Valencia así como su supuesta paternidad como una ministra de Sarkozy.
De Castro, en lugar de llamar por teléfono para deshacer el entuerto o quedar personalmente con Gago, presentó una querella. Tampoco aceptó la posibilidad de rectificación ofrecida por Intereconomía ni las disculpas ofrecidas por el propio Gago. Una evidencia de su mala fe y de sus pocas ganas de solventar la situación por medios pacíficos. Eso sí, muy altruista ella. Tasa su honor, pero dice que el dinero irá para una ONG.
Desde que Jiménez Losantos fuera condenado, se han desatado las querellas contra los periodistas. Una tendencia muy peligrosa que puede poner en solfa la libertad de expresión. Dicho esto, Gago ha contado con la solidaridad de mucha gente, entre ellos de Libertad Digital, su antigua casa. Ahora cuenta también con la solidaridad de Reporteros sin Fronteras y con una masa de blogeros y comunidades virtuales. Entre sus últimos apoyos, el de Luisa Fernanda Rudí.
Lo lógico es que De Castro retirara la querella. Pero eso sería tanto como reconocer su error. Así que desgraciadamente no lo hará. Orgullo pesa. Y con él la ignominia de tratar de tapar la boca a los periodistas cercanos cuando los ajenos tienen barra libre para insultar o descalificar. Es la permanente doble vara de medir de la derecha cainita.