De esas dos experiencias concluí que, de todos los estamentos públicos o sociales, al menos en España, el más corrupto no era la política, ni el periodismo: es la judicatura. El más corrupto y el más sectario. Contra él, sólo cabe la cabezonería de gente como José Maria Trevijano -asimismo recientemente fallecido- o como la de Rafael Pérez Escolar. Ninguno de los dos ganó sus batallas, pero al menos las libraron, hicieron dudar y temblar al poder, al de izquierdas y al de derechas, porque al final, eso son sólo apellidos: la clase social de los poderosos siempre acaban por entenderse -concertación, que le dicen- para fastidiar al pobre.
Emilio Botín consiguió que todo el aparato del Estado (Abogacía y fiscalía) se convirtiera en defensor de un presunto defraudador de muchos miles de millones que, encima, ha llevado ante los tribunales a las titulares decisiones.
En el caso Oil Dor, un negocio impulsado por el propio Escolar, éste acabo en la cárcel, mientras el señor González, ya aupado a la Presidencia del BBVA, cobraba tres veces (dos plusvalías y una valoración inflada, sin la que el pelotazo no hubiera podido realizarse) y quedaba exonerado de toda culpa.
Y así, un FG cuya única experiencia bursátil consistía en ser amigo del entonces vicepresidente Rodrigo Rato, consiguió encaramarse al poder, e incluso enviaba a uno de sus chicos a intimidar a Pérez Escolar, mientras, en el colmo del cinismo, Emilio Botín nombraba consejero del Banco Santander a Luis Ángel Rojo, el gobernador que le había regalado Banesto.
A mí, que me den muchos escolares, y aún más trevijanos, y que quiten de mi vista a botines y efegés. Me quedo con los perdedores. El fallecimiento de éstos últimos suele ser silenciado por la prensa, porque los grandes medios no forman parte del sistema: son el Sistema.
Éste es el momento de leer las dos obras de ambos, asimismo silenciados por el sistema imperante, la plutocracia de políticos y gestores: "Memorias", de Rafael Pérez Escolar y "Contra la corrupción en la Administración", de José María Trevijano.
Eulogio López
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