El "factor Rubalcaba" es, conviene recordarlo, de segunda mano, porque ya jugó con él el PSOE tras la crisis de gobierno en septiembre de 2010, confiando en que iba a iniciar la remontada y a explicar mejor a los españoles la gestión del Gobierno.
Vistos los resultados del 22-M, el vicepresidente primero participa de la derrota en la misma medida que Zapatero, porque no ha habido remontada ni parece que los ciudadanos hayan sucumbido a la afamada capacidad propagandística de Rubalcaba. Por otra parte, el nuevo líder debería abandonar sus responsabilidades en Interior al ser incompatible con la pugna que se prevé entre candidatos.
Los socialistas cierran en falso su crisis con un "dedazo" que desnuda la farsa de democracia interna con la que se jactaban frente al supuesto "déficit" democrático de la designación de Rajoy. El tiempo pone a cada cual en su sitio, y el PSOE vuelve a un felipismo rebajado, pero reconocible en Rubalcaba, el ministro del Interior que aún tiene pendiente el "caso Faisán", la fuga de Troitiño…
Y, además, a partir de ahora, la responsabilidad solidaria con su presidente del Gobierno y secretario general, Rodríguez Zapatero.
Xus D Madrid