El podio donde estuvo la estatua de Franco estaba lleno de flores rojas y amarillas, tanto, que han cubierto el enorme pedestal en el que está situada.

Gente de extrema derecha o sencillamente partidarios de Franco siguen afluyendo hacia el lugar. El mismo jueves 17 (la estatua se retiró en la noche del miércoles 16 al jueves 17), se produjeron varias cargas de la policía. Por otra parte, durante buena parte del jueves, un grupo de anarquistas provocaron a los presentes, muchos de los cuales llevaban banderas españolas.

La vicepresidenta primera del Gobierno, Teresa Fernández de la Vega, insiste, al igual que la titular de Fomento, Magdalena Álvarez, en que la retirada de la figura cumple con los deseos de la población, porque esta estatua no gustaba a la mayoría. En el Partido Popular advierten que lo más probable es que, por el mismo argumento, el Gobierno proceda a retirar la estatua que, en el madrileño Parque del Retiro, rinde homenaje al demonio.