Sr. Director:
Estoy de acuerdo con usted en que los juicios son molestos y no se gana nada con ellos en muchos casos, sobre todo hoy día en España y a tantas y tantas pruebas me remito.
No estoy de acuerdo, sin embargo, en su petición de que demanden a Vocento o a quien sea por la razón anteriormente apuntada y que usted también recoge en su artículo y, además, porque la opinión de los españoles que sea favorable a las calumnias que se vertieron no deja de ser una vez más algo tan mísero, triste y poco significativo a nivel mundial que por su propia esencia no pasará a la historia.
Tampoco pasarán a la historia las demás insensateces e inmoralidades que algunos españoles quieren imponer a otros usando indebidamente la capacidad de legislar.
Lo malo de todo esto es que a nosotros nos ha tocado vivir en este siglo de la falta total de honradez y sentido común, que sufre única y exclusivamente el ciudadano español, pero la historia se escribe de otra manera y lo que no se sostiene no se sostiene, así que ¿para qué darle más cancha? El famoso dicho de no ofende quien quiere sino quien puede es más cierto que nada y los insignes periodistas (carretón, oiga) que promovieron y difundieron con su inteligencia y cultura inigualables dichas calumnias tampoco pueden evitar que exista la verdad y frente a ella palidece y desaparece como siempre ha sido la verdad.
El mismo Cristo frente a Herodes en su propio proceso ni abrió la boca. Tendría claro que era ocioso hacerlo, la verdad no necesita ser defendida ante voluntades que no quieren ni oírla, aplasta por sí misma, a veces no hace falta defenderla nunca basta con vivir para que se nos presente implacable.
Por eso, porque no es contrincante a la altura y porque no está hecha la miel para la boca del asno entiendo que, por ahora, ni el Opus Dei ni los Legionarios de Cristo hayan tomado medidas legales.
Ignacio Vélez
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