La PDD (Norlevo o Postinor) representa una ganancia para las multinacionales y la degeneración de una generación de adolescentes. Los dos laboratorios que se están forrando son Bayer y Chiesi. A partir de esta semana, los farmacéuticos españoles no podrán alegar objeción de conciencia para repartir la píldora asesina y, además, se expedirá sin receta: barra libre para mujeres con ataques hormonales, para varones aprovechados y para farmacéuticos sin escrúpulos. De efectos secundarios, hablaremos dentro de unos años.
Hasta ahí los datos. La historia es peor. La historia de la PDD en España es muy similar a la de la masacre de embriones humanos. Es el Partido Popular quien legaliza el veneno y el PSOE quien aumenta la dosis. En ambos casos con la misma protagonista: Ana Pastor.
Como ministra de Sanidad del PP, Pastor engañó a la Iglesia y abrió la puerta para que fueran masacrados -eso sí, en beneficio de la ciencia- los embriones humanos sobrantes de la fecundación in vitro. Eso sí, dijo que no deberían masacrase ni uno más de los ya sobrantes. Luego vino la ministra de Sanidad de Zapatero, hoy vicepresidenta económica del Gobierno, Elena Salgado, quien decidió seguir produciendo embriones sin límite para que pudieran masacrase todos los embriones que se quisieran y permitiendo a las clínicas FIV producir todos los seres humanos que se deseen.
Con la PDD ocurrió lo mismo. Con Ana Pastor, con el PP, se permitió la distribución en España de la píldora del Día Después (PDD), mientras los ayuntamientos de la derecha, encabezados por el más generoso, el regidor de Madrid, Ruiz Gallardón, regalan PDD a niñas de 13 años, edad mínima para tener relaciones sexuales consistentes.
Pues bien, lo único que ha hecho el PSOE es intensificar las bestialidades de Pastor: se ha cargado la objeción de conciencia de los farmacéuticos, que pueden ser condenados si se niegan a dispensar la píldora asesina.
Desde esta semana, sin ruido, los farmacéuticos se encuentran indefensos, con la ayuda de otro encanto de personaje público español: la presidenta del Consejo de Colegios de Farmacéuticos, Carmen Peña, una de nuestras peores ciudadanas.
De ella y de otros muchos profesionales, a los que lo único que preocupa es la facturación del establecimiento.
Pues bien, para los que no les preocupe, que sepan que, desde esta semana, los farmacéuticos se la juegan. Y se la deben jugar: no ya un cristiano, sino cualquier profesional de una pieza, debe negarse a vender la PDD sean cuales sean las consecuencias.
Y los consumidores podemos hacer algo más: no comprar productos Bayer o Chiesi. Tengan en cuenta que el aborto quirúrgico tiene la 'ventaja' de ser muy visible; la inocente apariencia de la PDD, por contra, resulta más peligrosa y puede dispensarse sin ningún tipo de control médico, a cualquier imbécil híper sexual -o mejor, hipo sexual-.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com