El vicepresidente económico se queda sólo entre los ‘sebastianes'

Pasada la tormenta es hora de hacer balance. Conthe ya ha tirado la toalla. El gran perjudicado de la actuación poco independiente de la CNMV fue E.On, el jugador que cumplió las normas. "Dejamos desamparado al único oferente existente", señala. No quedó desprotegido a su juicio el minoritario, que en todo caso tendría un lucro cesante, es decir dejó de ganar más, pero no sufrió perjuicio, según el análisis del dimisionario presidente de la CNMV. Palos en las ruedas a una posible reclamación por parte de alguna asociación de minoritarios a Enel-Acciona.

Pero vayamos a los perjudicados por la ‘crisis Conthe'. El primer perjudicado desde luego, es el prestigio de la institución. Aunque Conthe diga que hasta el 2 de abril la CNMV "se comportó de cine", parece claro que si existieron presiones de la Oficina Económica, estas no se produjeron sólo el 2 de abril, lunes santo. ¿Por qué no las denunció antes? "Eran razonables", responde. O sea, soportables. "No hay que ser hipersensible", añade.

Así que la independencia del organismo regulador ha quedado tocada. Y con ella, el mercado, que se queda sin un árbitro fiable al albur de los caprichos del gobierno que tan pronto brinda con Merckel que pacta con Prodi en Ibiza. Pero el otro gran perjudicado es sin duda el vicepresidente económico, Pedro Solbes. Se ha salvado de la quema. Pero sólo de momento. Porque la deslealtad manifestada hacia Conthe se le puede volver en contra. Todos en el Gobierno saben que se ha quedado sólo. Y desautorizado porque ocurre que desde Moncloa se cocinaba una operación y el vicepresidente no se despeina.

Ya se lo dijo De la Vega a Moraleda: "A quien de verdad perjudica esto es al vice". Pero hay más. Conthe ha salido como un señor. Desvincula a Solbes de las presiones, pero le saca la tarjeta amarilla. "En todo esto por lo menos habremos aprendido que la CNMV es independiente, algo que el vicepresidente parecía desconocer cuando afirmó en la SER que había perdido su confianza en mi, como si ese dato fuese relevante". Elegante, pero contundente.