Mi amigo y ex jefe, José García Abad, cosechó un gran éxito con su biografía del anterior presidente del Gobierno, que llevaba por título: "El Maquiavelo de León. Cómo es realmente Zapatero". Describía a un presidente progresista en lo social al tiempo que verdugo inclemente de cualquiera que pudiera hacerle sombra. Es decir, una perfecta definición del progresismo: débil con el fuerte y fuerte con el débil.
Vamos, todo un progre, y ya conocemos la definición del progresismo: "Abajo los curas y arriba las faldas". O dicho de otra forma: la verdad no existe -de hecho, sólo existe mi verdad- y, por tanto, la Iglesia, que insiste -¡Qué lamentable!- en sentirse en posesión de la verdad es lo peor de lo peor. Y luego, la libertad consiste en el arriba las faldas, refocile general con sus excrecencias habituales: aborto, homosexualismo y los 300 tipos de familia. Esto es: abajo los curas y arriba las faldas.
Pues bien, con Pedro Sánchez nos ha salido otro Zapatero. Días después de hacerse con la Secretaría general, ha laminado a sus dos contendientes -en aras de la unidad del partido, claro- como son Eduardo Madina y José Antonio Pérez Tapias. También a los socialistas asturianos que apoyaron a Madina y a los notables que pudieran hacerle sombra.Ya tenemos otro ZP: superficial, abortero, feminista, pacifista de salón, renovable y, como solución a todos los problemas económicos: más funcionarios y darle a la máquina de fabricar dinero, es decir, la principal razón que nos ha llevado a esa crisis permanente.
Igualito que su antecesor: corazón de killer envuelto en sonrisa beatífica.
Eulogio López
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