El lehendakari Ibarrtexte ha abierto un proceso de negociación con todas las fuerzas políticas vascas. A ese proceso se sumará una "mesa, grupo de trabajo o como se quiera llamar" que analizará las relaciones entre el País Vasco y España. Hasta aquí, lo sabido.
La novedad consiste en que Ibarrtexte contempla un gobierno tripartito PNV-EA-EB, relaciones específicas con Aralar y acuerdos puntuales con PP, PSE o PCTV. De esta manera el lehendakari tensa la cuerda de la negociación después de que el PSOE lleve desde el 17A afirmando el "fracaso" del nacionalismo y la "muerte" del plan Ibarretxe. La realidad es que ambos se necesitan. El PSE tiene nostalgia de poder.
Quiere "vender" a la opinión pública española que han sido ellos los que han solucionado el problema del terrorismo en España, asunto capital entre las preocupaciones de los españoles. Por su parte, el PNV sabe que sin el consenso del PSOE, sus reivindicaciones chocarán con el muro de Madrid y que la única forma posibilista de "avanzar" en su proyecto nacional es descafeinando ligeramente su discurso y caminando de la mano del partido en el gobierno. A no ser que las tesis más radicalizadas del PNV se impongan y triunfe el principio de que lo mejor es lo peor. Que también puede ser.