España ha estado presionando a Portugal para que abriera su legislación relativa al aborto. Diversas personalidades españolas han estado en el país vecino haciendo lobby para este fin. Por supuesto, el centro abortista Los Arcos también se ha sumado a la presión y ha anunciado incluso su intención de ubicar sus instalaciones ahí a pesar de las restricciones de la legislación portuguesa. Órdago a la grande.

Pues bien, mientras Portugal se plantea la posibilidad de flexibilizar su legislación relativa al aborto, ocurre que el ministerio de Sanidad cierra maternidades por falta de recursos presupuestarios. Primera paradoja. Pero es que además, resulta que el país más liberal en lo que aborto se refiere, España, ha firmado con Portugal un convenio para la constitución de un laboratorio ibérico de nanotecnología en Braga.

Así que, ya lo ven, con una mano siegan la vida y por la otra, tratan de curar al no nacido. Cosas veredes. O cosas de la cumbre hispano-lusa. Bendito sea Dios, aunque resulte incoherente con la promoción de la muerte intrauterina. Por cierto, que el convenio establece que el laboratorio está abierto a la participación de otros países, europeos y no europeos. O sea, a poner pasta, porque está claro que el proyecto no se va a mover de Braga, con perdón.

En realidad, ninguna novedad con lo que ya ocurre en España. Los mismos hospitales que practican abortos son los que en el mismo quirófano, sólo que quince minutos más tarde- se realizan las operaciones intrauterinas. Estamos locos.