La operación Sacyr-BBVA, que sigue abierta, desautoriza al vicepresidente económico, Pedro Solbes. Sebastián prosigue el acoso al BBVA. En la CNMV hay un equipo encargado de auscultar la vida y milagros de FG. El PP atiende la sugerencia de Abelló para que no se entrometa en la batalla.
Al menos, la ministra de Agricultura, Elena Espinosa, la de Vivienda, Antonia Trujillo, y el vicepresidente económico, Pedro Solbes, han planteado a José Luis Rodríguez Zapatero la posibilidad de dimitir. La respuesta siempre ha sido la misma: el PSOE, minoritario en el Congreso, y pendientes de lidiar con las crecientes exigencias del Tripartito Catalán, y en especial de Carod-Rovira, no puede permitirse el lujo de ninguna crisis ni minicrisis de Gobierno. No, al menos hasta que se afronte el referéndum sobre el Tratado Constitucional y las previsibles modificaciones en la Constitución Española. Esa sería una buena excusa para los cambios... y ninguna otra.
Lo cierto es que la operación Sacyr-BBVA no ha terminado. En este momento, el presidente del banco vasco, Francisco González, dispuesto a resistir hasta el final, ha lanzado una campaña en los medios internacionales, especialmente en los financieros, así como entre los gestores de fondos, contra la manipulación gubernamental. FG está derrochando el dinero en financiar su campaña, tanto mediática como en el sector financiero, mientras cuenta con el apoyo del Banco de España.
Pero, al mismo tiempo, el secretario de Estado de Moncloa, asesor económico de Zapatero, Miguel Sebastián, no da la batalla por perdida. Con Solbes convertido en estatua de sal, desde la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) se husmea en el pasado del presidente del BBVA, un broker bursátil elevado por Rodrigo Rato a la Presidencia de Argentaria. Como afirman en la CNMV, nadie sabrá del trabajo de este equipo, pero sí de sus conclusiones. En Moncloa ni se preocupan en ocultar que nadie cuenta con el vicepresidente económico en el cerco frente al BBVA.
Para ser exactos, nadie se preocupa, a estas alturas, en ocultar su posición. Así, por ejemplo, la nueva nota del Banco de España llegó a las oficinas de Sacyr (desde el Banco de España a la sede de la constructora un mensajero puede tardar unos 15 minutos en el trayecto) a las 19:00 hora del viernes 10. Desde las 15:00 horas, había periodistas llamando a la compañía para solicitar reacciones de la empresa que lidera Luis del Rivero. Y no fue el Banco de España quien filtró la notificación, sino el propio BBVA.
Por cierto, la nota no aporta nada nuevo, pero imprime carácter a la nueva teoría del Banco de España: Primero compre usted acciones y luego ya le diremos si su participación es significativa. Existe un precedente: el propio BBVA entró en el capital del italiano BNL, pero ahora el Banco de Italia se resiste a aceptar que tome una participación mayor, por muy significativo que sea su paquete en la entidad italiana.
Solbes está cansado al menos de tres cosas: De que se le ningunee en materia de política energética y de telecomunicaciones, como hace José Montilla, ministro de Industria y hombre del socialismo catalán (por tanto, intocable). Segundo, que le ningunee Miguel Sebastián, hombre extraordinariamente fiel a sus animadversiones, especialmente a FG que le echó del BBVA. Y tercero, que le ningunee el propio Zapatero en sus constantes cesiones, no ya ante los republicanos independentistas catalanes, sino ante el socialista catalán Pascual Maragall, presidente de la Generalitat.
Y las escasas veces en que ha conseguido imponerse (por ejemplo, frente a Trujillo, que solicitaba un incremento de gasto público para la vivienda), la que presenta la dimisión es Trujillo. Pero, por el momento, la consigna es la misma: aquí no dimite nadie.
En el entretanto, el Partido Popular guarda el más ominoso silencio sobre la operación. La razón es muy sencilla: en el asalto al BBVA participa Juan Abelló y Juan Abelló es intocable en el PP (y en el PSOE, y en La Zarzuela).