Una vez descabalgado el dictador Mubarak, gracias al apoyo occidental, Egipto ha entrado en el fundamentalismo islámico.

Es decir, la presión occidental, como está ocurriendo en Siria y puede ocurrir en Siria o Yemen, se ha aprovechado del apoyo del mundo libre para bloquear la libertad. La Vanguardia, ese diario que continúa teniendo la mejor sección de Internacional de la prensa española, resume así la loable tarea de los integristas, controlados por los Hermanos Musulmanes: "Queman Iglesias (naturalmente, cristianas) atacan tiendas de alcohol. Cortan orejas a los adúlteros y tumban gobernadores coptos (o sea, cristianos)". En otras palabras, el Occidente cristiano se lo pone en bandeja a los fundamentalistas para que masacren cristianos.  

Pero no serán los líderes occidentales, un Obama, un Zapatero, quienes pongan condiciones a la ayuda, de cualquier tipo -militar, informativa, económica o política-, para derribar una tiranía árabe. Por el momento, la mayor tiranía islámica es el integrismo islámico, no los regímenes laicos a los que Occidente apoya. Y, desde luego, una de la condiciones, la primera en ese mundo, debería ser la libertad religiosa.

Occidente se está luciendo.

Eulogio López

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