Al presidente francés se le llevan los demonios cada vez que el presidente norteamericano practica tan cariñoso paternalismo con sus hombros y espaldas.
A la canciller alemana Angela Merkel no le ha pasado la mano por la espalda, quizás porque la técnica no sirve con las señoras sino con ademán de empujar por el talle aunque sin sobeteo. Pero sí ha servido a para que el inquilino de la Casa Blanca lance unas venenosas declaraciones destinadas a alabar a Alemania y dividir a toda Europa. Ciertamente, yo no albergo la menor duda, lo hace por nuestro propio bien, no por el suyo. Por ejemplo, Obama ha lanzado varios kilos de incienso sobre Merkel, aduciendo que no hay cuestión mundial -del mundo mundial- en la que no consulte a su apreciada amiga. Elogios para Merkel y varapalos al resto de Europa, justo cuando el resto de la Unión Europea (26 países) luchan contra la hegemonía germana que pretende la canciller, convertida en el peor enemigo actual de la unidad europea. Según Obama sería una tragedia que se produjeran suspensiones de pagos en Europa. Lo dice precisamente un estadounidense, el país donde impera la especulación y cuyos mercados financieros y sus bancos nos han llevado a la mayor crisis que ha conocido el capitalismo en toda su historia. Lo dice él, que ha salvado a todos los bancos, financieras, aseguradoras e hipotecarias con dinero público y que ha salido de la crisis dándole a la máquina de hacer dinero y devaluando el dólar, es decir, lo que le conviene a USA y perjudica al resto del mundo, especialmente al resto de Occidente. Este chico se las sabe todas.
Obama quiere dividir a Europa y, para ello, nadie mejor que Merkel, quien ha optado por una política de rescates financieros que sólo beneficia a los ricos, a los inversores, especialmente alemanes, y que pone en jaque a los 420 millones de europeos restantes. No me extraña que le guste lo que dice Merkel: es justo lo que le interesa a USA. Una Europa dividida y unos gobiernos europeos apoyando a los ricos frente al conjunto de la ciudadanía, que paga esa ayuda en desempleo y miseria. La hegemonía alemana en la Unión Europea, es decir, la Europa insolidaria y financista es lo que más conviene a Estados Unidos, una economía que lleva viviendo del cuento del dólar y de la inyección de dinero en el mercado desde hace veinte años, con la "exuberancia irracional" de los mercados que creara el ínclito Alan Greenspan.
Todo ello sin descuidar la inhumana política de patrocinio de la cultura de la muerte y de la destrucción de la familia natural, en la que Obama es un redomado especialista.
Insisto: yo también quería un negro en la Casa Blanca, pero no éste.
Eulogio López
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