Sin embargo en España somos mucho más prácticos. Nada de debates parlamentarios y otras fruslerías. Va el sr. Gallardón, alcalde de Madrid por el muy conservador Partido Popular, y les reparte píldoras post-coitales a todas las niñas a partir de 14 años -quería ofrecérsela a partir de los 10 años, pero alguien le dijo que hasta en España eso era un delito- en los Centros Municipales de Salud y de Atención Social. Totalmente gratis y atendidos por el personal más abortista, por lo general feminista, con el que cuenta el Ayuntamiento. Por cierto, parcialmente, dichos centros dependen de la responsable de Bienestar Social del Ayto de Madrid, concejal Ana Botella, esposa del ex presidente del Gobierno José María Aznar. Así que, cada lunes, dichos centros tienen mucho trabajo dado que el refocile se practica más en fin de semana. Allí acuden crías de noche loca, cuya edad no les permite entrar en discotecas con alcohol, pero no les impide la coyunda con adolescentes mentecatos. Del resto se encarga Gallardón y papá y mamá ni se enteran. Es el mismo Gallardón que no tiene el menor reparo en tomar la Santa Comunión en las grandes solemnidades. Es decir, en aquellas Eucaristías donde acuden las cámaras de TV.
Casi me quedo con el progresismo de izquierdas, el de Rodríguez Zapatero, mucho más grosero pero más coherente. Zapatero se negó a acudir a la Misa celebrada por Benedicto XVI en Valencia. Gallardón, un progresista de derechas, no se pierde la Eucaristía de Nuestra Señora de la Almudena. Eso sí, luego reparte píldoras coitales entre las menores.
Además, el señor Alcalde se dispone a dar otro paso crucial, oficiando gaymonios entre homosexuales del Partido Popular, única formación política que mantiene un plataforma gay en el seno del partido. Por el momento se desconoce si don Alberto promulgará encíclicas, pero nada debe darse por descartado.
Eulogio López