Con mucha fantasía, el director neoyorkino Darren Aronofsky ha trasladado a la gran pantalla la historia del personaje bíblico Noé. Al parecer, y según ha confesado, la historia del Diluvio Universal le obsesionaba desde niño…
En esta superproducción de aventuras, que argumentalmente se aleja del relato bíblico desde su arranque, Noé recibe un mensaje divino: debido a la maldad de los hombres se producirá un castigo y él y su familia han sido los encargados de construir un arca para salvar a los animales de ese final apocalíptico. A partir de aquí asistiremos al dilema interno de Noé de conocer que, entre la raza humana, sólo él y sus allegados serán los supervivientes de la catástrofe (algo hasta cierto punto asumible si se lee la Biblia) y a un tan injustificado como imaginativo conflicto familiar…
La brevedad de la historia de Noé en la Biblia ha llevado al director Darren Aronofsky a llenar ciertas lagunas argumentales con un repertorio de cosecha propia poco respetuoso al texto sagrado donde cabe todo: desde una visión ecologista del papel del hombre dentro de la Naturaleza hasta una mirada épica donde caben aspectos de New Age como la aparición de ángeles caídos y otros personajes inventados. Por lo que resulta difícil que de este confuso argumento alguien saque algo en claro.
Por tanto, y para resumir, el único acierto de la película Noé es la recreación del Arca y del Diluvio, el resto es un relato de aventuras entretenido pero disparatado que, en ningún caso, refleja ni de lejos la figura bíblica de Noé… Es la visión de Aronofsky.
Para: Los que vayan a ver un relato de aventuras que, curiosamente, se titula Noé