Sr. Director:

El secuestro del voto católico por parte del PP tiene por causa principal el miedo. El miedo a lo que pueda resultar de un triunfo del PSOE.

No ignoramos las intenciones de quienes dirigen este partido. En el orden religioso pretenden descristianizar a España. En el orden social, deshacer la familia, fomentar el aborto y pervertir a nuestros jóvenes. En el orden político deshacer España.

No son esas, naturalmente, las intenciones del PP. Pero la práctica de este partido colabora a que los planes del PSOE se vayan llevando a la práctica. Con más lentitud de lo que quisieran; es verdad. Pero el avance hacia el desastre no por ser más lento deja de ser inexorable. PSOE y PP están empeñados en construir una España en la que Dios esté ausente de la vida pública. Ello nos trae a la memoria el relato bíblico de la Torre de Babel. Sus constructores no pretendían más que construirla sin que Dios estuviera presente. Y ya sabemos cómo terminó.

El católico que da su voto al PP no obra coherentemente con la fe que profesa. En la encíclica "Sacramentum Charitatis" S. S. Benedicto XVI nos encarece a tomar decisiones sobre valores fundamentales, como el respeto y la defensa de la vida humana, desde su concepción hasta su fin natural, la familia fundada en el matrimonio entre hombre y mujer, la libertad de educación de los hijos y la promoción del bien común en todas sus formas. ‘Estos valores no son negociables'. Nuestra Fe nos impide dar el voto a partidos que no estén comprometidos con estos valores fundamentales.

Así las primeras palabras de S. S. Juan Pablo II fueron "¡No tengáis miedo!", las pronunció para algo. Para que nuestra actuación no se vea paralizada por el temor al mal que nos pueda venir de la acción del Enemigo. No negaba el Papa la existencia de ese enemigo, ni la perversidad de sus intenciones. Las daba por supuestas. Pero por encima de todo nos recordaba. "¡No tengáis miedo!". Ahora es el momento de que los católicos españoles las pongamos en práctica.

No nos asustemos ante el poder con que aparece el Enemigo. Para algo Dios inspiró al escritor sagrado el relato de la Torre de Babel. Y lo que el mismo significa lo hemos visto cumplido repetidas veces a lo largo de la historia. Sin ir más lejos, en el reciente hundimiento del Comunismo cuando se hallaba en su momento de máxima expansión territorial y mayores logros tecnológicos.

Porque lo que el relato bíblico no dice es que, producida la confusión entre quienes pretendían construir la Torre, Dios ayudó a alguno de los grupos. Pues esto es lo que supone el que los católicos demos nuestro voto a uno de los grupos empeñados en construir una España de la que Dios esté ausente.

Concretando:

Para algo inspiró Dios el relato de la torre de Babel.

Para algo nos recuerda el Santo Padre los principios innegociables que nos exigen un testimonio.

Para algo el Papa anterior nos mandó no tener miedo.

Para algo más que para contentarnos con cumplir nuestros deberes de piedad.

¡Católicos españoles, no tengáis miedo! ¡Dad testimonio de vuestra fe a la hora de votar, o de no votar, y dejar los demás en manos de Dios!

Carlos Ibáñez Quintana

cibanquin@yahoo.com