Tras las manifestaciones del sábado 23 de marzo en Madrid, el martes 25 le tocó el turno a la Universidad.
Vaya por delante que el derecho a manifestar libremente el disenso en convocatorias colectivas de reivindicación y protesta es un elemento fundamental en una democracia sana.
El problema es que en los últimos meses en España las manifestaciones convocadas, en un número nada desdeñable, acaban degenerando en puro vandalismo.
Las Universidades Complutense y Autónoma de Madrid vivieron en la jornada del 25 uno de esos episodios en los que las barricadas y la quema de material urbano dan la medida de la intensidad de las protestas.
En esta ocasión es la Asamblea de Estudiantes, agrupada en la plataforma Toma la Facultad, la que ha convocado tres jornadas de protesta contra los recortes y la subida de tasas. Se entiende por tanto que es este colectivo el primer responsable de los destrozos, las coacciones y la violencia que se desate y será a ellos a quien habrá que exigir responsabilidades.
Pedro García