La firma auditora Deloitte, aplicando métodos de investigación científica avanzada, nos ha enseñado el futuro.
La verdad es que le método científico, el empirismo, siempre se ha mostrado el peor método para conocer el futuro. La ciencia sólo puede jugar con la materia, y la materia nos habla poco de la voluntad libre del hombre para crear el futuro. Pero esto, naturalmente, afecta a toda la raza humana con excepción de los auditores de Deloitte. Los yupies de la absorbida Arthur Andersen fueron incapaces de descubrir las estafas contables totalmente anticientíficas- de Enron, es decir, que no supieron discernir el pasado, pero el futuro se les da mucho mejor.
Por eso, saben, a ciencia cierta, que las próximas navidades el consumo se va a disparar. Gastaremos 900 euros en regalos y chucherías navideñas, lo que demuestra el desbordado consumismo de estas fiestas al tiempo, que facilita a Deloitte ubicarse en lo políticamente correcto y conseguir que a sus ruedas de prensa acudan decenas de cámaras de TV. Todo sea por la investigación económica.
Y la tele ha sido agradecida: con el muy científico estudio por bandera, nos ha vuelto a informar de que el adjetivo del sustantivo Navidad es consumo. Los orígenes religiosos del invento son secundarios. Es más, ni se citan.
A partir de ahí, las cámaras se lanzaron a la calle para que todo el mundo opinara sobre los datos de Deloitte datos sobre algoque va a ocurrir en los próximos dos meses. Y naturalmente, la opinión fue unánime lo que demuestra la validez de los datos de Deloitte, of course-: gastamos demasiado en Navidad. Es más: vamos a gastar demasiado estas navidades.
Se me ocurre una idea: ¿Por qué no gastamos menos estas navidades? ¿Quién nos lo impide, además de Deloitte (y no porque a la firma consultora le moleste el consumo : lo que le moleste es meter la pata en sus predicciones)? ¿Nos obliga alguien a gastar en Navidades más de lo que podemos permitirnos? Basta con volver al origen de la Navidad, que no es otro que el cumpleaños de Cristo. Basta con proponerse acudir a la Misa del Gallo, a las 00,00 horas del 25 de diciembre, algo que, por la cosa nocturna, puede encantar a los jóvenes. Basta con volar colocar el Belén en los hogares, más barato que cualquier vestido de noche o cualquier cotillón.
Porque lo grave no sólo es la homologación entre Navidad y consumo. No, lo grave es el determinismo en el que, como borregos, nos tienen sumidos unos tipos muy científicos llamados Deloitte, que lo único que pretenden es publicitar su firma para que les fichen las grandes empresas que aún no lo han hecho. Es una especie de investigación económica de carácter propagandístico. Y como estos chicos tan listos nos dicen que vamos a consumir un por cien más que la año pasado, que asimismo batió marcas, pues vamos nosotros, como unos imbéciles y nos ponemos a comprar hasta lo que no podemos permitirnos y que, en ocasiones, ni tan siquiera nos agrada. El determinismo, uno los mayores atentados contra la libertad individual, es el verdadero problema. Y es muy grave
No escribo todo esto por espíritu navideño : lo hago por fastidiar a los pedantes de Deloitte.
Eulogio López