José Montilla quiere ver al filosocialista Manel Serra al frente de la fusión a cuatro. Eso sí, que no cuenten con Caixa Manresa. Además de esta forma, Montilla aísla más a Narcís Serra en Caixa Catalunya, que ya sólo podría fusionarse con Caixa Tarragona. Eso sí, el todopoderoso presidente del PSC ya ha advertido al Banco de España que ni una sola caja catalana será absorbida por otra del resto de España

Empecemos por el final, que es más cómodo: El presidente de la Generalitat y todopoderoso emperador del socialismo catalán, José Montilla, le ha recordado al gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, que ni una sola caja catalana pasará a manos de otra entidad del resto de España. Las necesita todas.

Hasta ahora, el camino parecía claro: La Caixa quedaba libre para crecer absorbiendo a otras cajas de otras comunidades mientras se iba a producir una fusión entre las tres públicas (Caixa Catalunya, Tarragona y Girona) y de cuatro privadas: Tarrasa, Sabadell, Manlleu y Manresa.

Primer problema: desde el primer día, Manresa dice que nones.

Por otra parte, Narcís Serrá, el ex vicepresidente del Gobierno y líder del socialismo de Pedralbes, el esquisto, se asegura la Presidencia de la fusionada pública. Montilla, líder del sector que acabó con Serra y Maragall, el sector proletario del PSC, los chicos ce Cornella y Hospitalet, le exigen un lapso para irse. Vamos, la salida a plazo fijo. Don Narcís se resiste y entonces Montilla realiza su nueva jugada: ordena a Caixa Girona, pública, que se vuelva hacia la fusión de Tarrasa, Sabadell y Manlleu. Con ello consigue capitanear esta operación, dado que el presidente de Girona es el filosocialista, Manel Serra y Girona la más grande de todas y consigue, además, aislar a su enemigo don Narcís, que sólo podría fusionarse con Caixa Tarragona, que no es la más rentable de todas, precisamente.