Ruego se sirvan aceptar sin coste alguno la expresión libérrima de mis mejores deseos para la vacación del solsticio de invierno.

Desde la perspectiva de la persona humana y civilizada, les animo a disfrutar de la misma según la preferencia particular de su mayor satisfacción: bien la relacionada con su contenido laico y lúdico, bien de acuerdo con alguna de las diferentes formas de concreción de la creencia religiosa que algunos todavía mantienen.

La presente manifestación debe entenderse que es tan omnicomprensiva y generosa como para extenderse a todo género y número de su comunidad vivencial, y a los seres de otros mundos, así como a la superación de cualesquiera otros tipos de referente que pudieran operar de forma discriminatoria, como la preferencia sexual, la edad, el nivel cultural, el equipo de futbol, o la entidad de depósito. 

En todo caso, sería bello e instructivo que se produzcan dentro del ámbito de lo ambientalmente sostenible, lo socialmente traducible, lo individualmente factible, lo físicamente posible, lo económicamente asequible, lo médicamente asumible y lo fiscalmente deducible.
 
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