Tercera entrega de una de las sagas de acción más taquilleras de los últimos años, que recupera el estilo de la serie televisiva original (que, dicho sea de paso, se había perdido en la entrega anterior, la dirigida por John Woo).
Tom Cruise, productor junto con Paula Wagner, ha acertado en la elección del director J.J.Abrams, hasta ahora un reputado realizador televisivo (Alias, Perdidos y Felicity) quien se estrena en la pantalla grande tras la cámara. El joven Abrahms ha contado para escribir el guión con dos de sus colaboradores habituales en Alias: Alex Kurtzman y Roberto Orci.
En Misión Imposible III, Ethan Hunt (Tom Cruise), ex agente del FMI (para los malpensados: siglas que nada tienen que ver con el Fondo Monetario Internacional) se verá obligado a volver al Servicio para enfrentarse a un duro traficante de armas y terrorista internacional, llamado Owen Davian (Philip Seymour Hoffman). Este último no dudará en utilizar los métodos más crueles, entre los que figura secuestrar a la chica del mencionado agente, para conseguir una importante arma secreta, a la que denominan con el sobrenombre de Pata de conejo.
Argumentalmente, esta nueva entrega tiene bastantes similitudes con la primera tanto por la existencia de un topo en el seno del FMI (que pone en peligro a Hunt y a todo su equipo) así como porque tienen más peso en la trama los integrantes del equipo (en Misión Imposible 2, todo giraba alrededor del egocéntrico Cruise). De ahí que sea un acierto el excelente reparto de la película compuesto, además de por los anteriormente mencionados, por estupendos actores como Jonathan Rhys Meyers (Match Point) o Laurence Fishburne (Matrix y secuelas posteriores).
Como suele ser usual en estos thrillers de acción, las proezas del protagonista, y sus compañeros, resultan totalmente increíbles pero todo queda supeditado ante unas secuencias espectaculares hábilmente rodadas (merece la pena no perder detalle de esa persecución en helicóptero entre las aspas de molinos de energía eólica o el ataque al convoy policial que lleva prisionero al malvado de la historia) Para que nada falte en este cóctel trepidante en Misión Imposible III hay (como ocurría en las películas de Hitchcock) un MacGuffin, es decir, un elemento que mueve a los personajes que desfilan por la pantalla y que, a última hora, se demuestra que, para los espectadores, no tiene tanta importancia como las trepidantes peripecias que contemplan. Les dejo que ustedes pasen un rato entretenido y lo descubran
Para: Los que les gusten las películas de acción, bien filmadas y sin demasiadas complicaciones argumentales.