Detrás de esta tragicomedia encontramos a los guionistas Sandro Petraglia y Stefano Rulli, los artífices de La mejor juventud, una de las películas italianas más aplaudidas de los últimos años. De hecho, como en aquella, estos escritores repiten la fórmula que tan bien les funcionó: narrar las convulsiones de la sociedad y la política italiana de los años 60 mediante la historia de dos hermanos opuestos: Manrico, un joven carismático, líder de la Izquierda, y Accio, "el garbanzo negro" de la familia que, para marcar distancias, se alista en el Partido Fascista.
Con grandes dosis de humor asistimos a la madurez y los variados caminos que van tomando ambos jóvenes que, en el fondo, se asemejan mucho más de lo que creen. La película, de desarrollo ágil, comienza mostrando a Accio como un adolescente respondón que ha decidido irse al Seminario creyendo que tiene vocación religiosa. A partir de aquí el espectador siente una especial simpatía por ese chico atrabiliario pero de buen corazón.
Como ocurría en La mejor juventud la parte más positiva de esta película es la defensa que se hace de la familia y de la unión inquebrantable de sus miembros a pesar de las dificultades.
Mi hermano es hijo único ha sido, en Italia, una de las películas más premiadas en los últimos Premios Donatello (equivalente a los Goya españoles).
Para: Los que les interese ver cine italiano interesante